Educación ambiental y ciudadanía planetaria

Educación ambiental y ciudadanía planetaria

El mundo es lo que cada uno de nosotros percibe según sus antecedentes históricos, culturales y familiares y más aún la percepción que tenemos de educación ambiental generalmente proviene de lo que como sociedad identificamos como necesidades. Hemos evolucionado durante los últimos miles de años estructurando sociedades cada vez más complejas en forma y pensamiento, por tanto, el ambiente no solo es algo físico que comprende una serie de componentes, es también la concepción que los seres humanos tenemos del mismo.

Unificar el pensamiento humano para crear una conciencia planetaria que derive en una ciudadanía global es algo complejo, aunque no imposible, y es que la percepción del daño que le hacemos al planeta varía incluso dependiendo de nuestro estado de ánimo. Los seres humanos somos entonces seres volubles incapaces de unificar un criterio de ciudadanía global, sin embargo, como toda especie animal si por alguna razón nos sentimos amenazados debemos evolucionar y responder a esa amenaza. 

La educación ambiental forma, en mi opinión, la piedra angular en ese proceso evolutivo, no podemos pretender que los niños crezcan y que después se rompan sus paradigmas ambientales, esos paradigmas deben haber sido desmantelados por sus padres y familiares, de esa forma se tendrán generaciones de ciudadanos globales reales a través de una especie de eugenesia ambiental. Obviamente los primeros pasos son la implementación de la educación ambiental en las escuelas, organizaciones y en las diferentes entidades que forman parte de la sociedad, sin embargo, hasta que la educación ambiental y la sostenibilidad no sean algo propio y natural del pensamiento humano no será algo permanente, simplemente será el resultado de una sugestión externa.
 
Vivimos en un mundo en donde no solo le hacemos daño al ambiente, sino que nos hacemos daño a nosotros mismos, evolucionar y entender que la sostenibilidad no es un capricho sino una necesidad real es un proceso que es necesario y que en mi opinión solo ocurrirá globalmente cuando todos estemos igualmente amenazados, aun así, esas amenazas significarán cosas diferentes para cada uno.
 
Tenemos entonces que internalizar que somos parte de la tierra, que cada pensamiento y acción que tenemos la modifica para bien o para mal y que las repercusiones de nuestros actos van mucho más allá de donde nuestra vista alcanza a ver. Debemos buscar la forma de apelar a nuestro sentido natural, ese que nos conecta con la vida, con la tierra, ese que nos dice que no somos más que parte del ambiente y que nos demanda retribuirle.
 
La educación ambiental es el paso inicial perfecto para propiciar la formación de ciudadanos globales, sin embargo, es solo el inicio, debemos desarrollar estrategias con las cuales se asegure que las próximas generaciones estarán conectadas con la tierra y que las actuales entiendan que es su responsabilidad no solo preparar a las próximas generaciones, sino también reflexionar sobre el papel del consumismo y la tecnología en las sociedades actuales y como estas afectan nuestra relación con la tierra. Olvidamos ese sentimiento de amar a los seres vivos que nos rodean y de sorprendernos por lo que vemos y de lo que formamos parte, rescatar ese sentimiento es por tanto el primer paso para el desarrollo de una verdadera ciudadanía global. 

Por Jonathan Castro
@BiologoDigital

¡Comparte en tus redes sociales!