¿Residencia, o piso compartido? La gran duda cuando estudias fuera

¿Residencia, o piso compartido? La gran duda cuando estudias fuera

Cada año gran cantidad de estudiantes universitarios se enfrentan al problema de encontrar un alojamiento. Según el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, de los casi 1,5 millones de estudiantes de grado, primer y segundo ciclo, y máster que se matricularon en el curso 2016-2017, aproximadamente 33.000 estudiaban fuera de su provincia de origen.

Toca ajustar el presupuesto. Pero así como encontrar tarifas móviles o de Internet asequible no es problema alguno, dar con un lugar económico en el que vivir no siempre es tarea fácil, según la ciudad de la que se trate. ¿Es mejor vivir en una residencia universitaria, o buscar un piso compartido? Veamos los consejos de los expertos al respecto.

Si la planificación no es su fuerte, mejor una residencia

Cuando la principal precaución del estudiante o de su familia es no complicarse a nivel de planificación financiera, lo mejor es optar por una residencia. Hay que tener en cuenta que en un piso compartido hay gastos variables, algo que en la residencia se encuentra muy acotado, ya que lo propio en este otro lugar es que haya servicios opcionales como la lavandería.

Un piso compartido requiere siempre una mayor disciplina financiera, tanto a la hora de afrontar pagos en común con los compañeros como para hacer frente a los propios gastos. Los estudiantes no suelen estar acostumbrados a manejar un presupuesto, por lo que les resulta complicado compartir una vivienda sin problemas.

El alquiler compartido permite ahorrar gastos y da mayor libertad

A pesar de lo anterior, compartir piso tiene la ventaja de suponer un gran ahorro de dinero. Pero dar con una vivienda habitual o un estudio es casi imposible en la mayor parte de las grandes ciudades españolas, ya que la oferta es muy limitada y los precios son muy elevados.

Aun así, en estos alojamientos los gastos de alquiler se dividen entre todos los habitantes, junto con los recibos del agua, la electricidad, la calefacción y demás. Así que a final de mes el ahorro con respecto a la vivienda individual es más que considerable.

También es cierto que dividir el alojamiento da la posibilidad de elegir la persona que mejor encaja con la edad, el estilo de vida y los intereses de la persona, mientras que en una residencia no se sabe con quién se va a convivir. Además, la sensación de libertad e independencia que se tiene en un piso compartido, donde se puede invitar a amigos y salir y entrar sin limitación alguna, será prácticamente imposible de encontrar en una residencia.

Por otro lado, que el estudiante tenga que encargarse personalmente de las tareas domésticas le harán más maduro y responsable, si bien es cierto que este es precisamente el tema de discusión más habitual en los pisos compartidos. No obstante el problema tiene fácil solución, ya que basta con hacer un reparto equitativo de estos quehaceres.

Te quedes donde te quedes, que sea cerca de la Universidad

Con independencia de la opción escogida, lo cierto es que varios expertos coinciden en que se puede experimentar un ahorro importante en el tema del transporte si la residencia o el piso compartido está en la universidad, lo que convierte a la ubicación en un elemento de vital importancia en la elección final.

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