La educación, se define como el proceso de formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas. Además de desarrollar la capacidad de interactuar con otros, más allá de lo que es nuestra familia, el grupo social primario que integramos.
La educación inicial, escolar y universitaria, consiste en la transmisión de conocimientos a las personas, para que estas, adquieran una determinada formación.
Existen varios métodos de enseñanza y estudio por parte de los individuos. Y como el mundo está en constante evolución, se han integrado a dichos métodos, las redes sociales.
Las redes sociales son herramientas que permiten a los individuos interactuar. Además, permiten a profesores y alumnos, estar en constante comunicación.
Varios expertos, afirman, que estas pueden ser un excelente vehículo de debate, debido a que ofrecen herramientas interactivas y eficaces para la enseñanza y el aprendizaje; permiten desarrollar habilidades y aptitudes tales como la socialización, el trabajo en equipo o la importancia de compartir; desarrollar habilidades comunicativas; y, desarrollar competencias tecnológicas imprescindibles para operar en contextos diversos y complejos.
De igual forma, las redes sociales crean una oportunidad para el aprendizaje, la formación permanente y el desarrollo profesional, así, como un escenario cada vez más frecuente de intercambio de experiencias, noticias y contacto personal, en un mundo sometido a un proceso acelerado de cambio y transformación.
Es por ello, que el aprendizaje electrónico o e-learning, ha estado creciendo aceleradamente y de acuerdo con diversos estudios, se estimaba que para 2019, el 50% de las clases serían impartidas en línea y muchas de ellas, gratuitas, cuestión que se confirmó y se aceleró con la llegada de la pandemia y la relevancia de lo digital.
Se debe destacar, que la integración de las redes sociales a la educación ha sido inevitable, y es que actualmente, quienes cuenten con una conexión a internet pueden educarse a sí mismos, haciendo así, que los estudiantes tengan más poder sobre su propia educación.
Por: Natalia Zambrano Boulanger